Cuando comencé a pensar sobre el
tema en el que se centraría la segunda parte de La edad de Acuario, trataba de encontrar un nexo de unión entre
Londres y París. Ciertamente, Londres es
una ciudad que me encanta, pero mi
reciente viaje a París, me hizo descubrir ese otro punto de ver la vida. Como he dicho alguna vez, pienso que en
general, más allá de gustos, las personas son de Londres o de París. Es decir, o les gusta el ambiente clásico de
la capital francesa y ese ambiente bucólico de sus barrios, o encajan dentro
del aire alternativo, moderno y underground que ofrece Londres.
El mejor punto común entre estos
dos lugares, era sin duda la historia, puesto que a lo largo de los siglos, han
sido muchos los encuentros y desencuentros entre ambas.
Buscaba, como siempre en La edad
de Acuario, describir las calles y tradiciones de estos lugares hoy en día,
pero me di cuenta de que son tantos los edificios antiguos, llenos de misterio
y leyendas, que esa era la clave.
Y un buen día, viendo la serie de
Showtime, Los Tudor, me di cuenta de que lo tenía ante mis ojos. Me llamó tanto la atención la historia de la
Reina Ana Bolena, espectacularmente interpretada por Natalie Dormer, que tenía
que escribir sobre ella. Pero es que el
nexo entre Londres y París, estaba allí, porque este misterioso personaje, pasó sus días en ambas cortes.
Ana Bolena, reina de Iglaterra (Fuente: Wikipedia) |
Después de documentarme, descubrí
que Ana, se educó en Flandes,
posiblemente coincidiendo en Gante, con el emperador Carlos I de España. Más tarde y gracias al prestigio que fue
adquiriendo, formó parte de las damas de
Claudia de Francia, hasta que regresó a Inglaterra.
Hay que dejar claro, que La edad
de Acuario II: El misterio de Ana Bolena, no es una novela sobre el renacimiento,
sino sobre la sociedad contemporánea.
Pero lugares históricos como la Torre de Londres, la Conciergerie, Notre
Dame, la catedral de St. Paul o el castillo de Windsor, guardan aún hoy, numerosos tesoros.
Cuando uno se acerca a estos
lugares, siente como todas esas leyendas, le invaden. No me quedaba otro remedio, que intentar
hablar de ellas.
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