lunes, 8 de septiembre de 2014

Paseando por Europa: Bruselas

Pintada de gris por la política europeísta, la ciudad de Bruselas esconde tras de sí, una de las poblaciones con más historias del continente.  A medio camino entre Francia y los Países Bajos, este lugar es sinónimo de chocolate, gofres, el Manneken Pis y una de las más variadas cartas de cerveza del mundo.   Por un momento dejamos las islas y nos damos una vuelta por la acogedora capital belga ¡Acompáñanos!

Cuando uno repasa los principales destinos turísticos del mundo, rara vez centra sus miras en el pequeño país centroeuropeo.  Sin embargo,  Bélgica es uno de los mayores tesoros del viejo continente,  que a pesar de su pequeña extensión, cuenta con lugares donde uno se puede perder realmente.  Gante, Malinas, Amberes, Brujas, Ostende… y así una larga lista de rincones,  que bien merecen una visita.

Pero hoy comenzaremos nuestro particular viaje por la capital.  Bruselas, por lo general suele ser catalogada de urbe gris,  con la política como bandera principal y dominada por esos asuntos burocráticos que copan diariamente los telediarios.    Pero cuando uno viaja a la región de Flandes,  descubre cuan distintas son las cosas.

Vista de la Grand Place con la Flower Carpet en Agosto

Hablamos de una de las ciudades más apacibles para pasar unas buenas vacaciones.   Guarda en su corazón un rico casco histórico, con edificios de la época gremial,  sin comparación en todo el mundo.   Simplemente pasear por los rincones de su plaza mayor (la Grand Place o Grote Markt), sirve para descubrir lo que alberga el modo de vida belga.  Alejado del mundanal ruido de ciudades como Madrid, Londres o París,  Bruselas nos ofrece animadas calles,  pero cargadas a la vez de la paz y sentido bucólico de la vieja Europa.
Precisamente esta Grand Place, es el epicentro de la mayoría de rutas por la ciudad no-política.  

Su arquitectura es realmente sobrecogedora y   en ella se encuentra tanto el Ayuntamiento,  como la Casa del Rey. Además, como hemos señalado, aún se conservan las casas gremiales que desde la edad media, velaban por los derechos de los artesanos. El comercio siempre fue importante en el país, no hay que olvidar que las primeras Bolsas de Valores del mundo,  nacieron en Bélgica. Cuando uno pasea por aquí, se imagina a los mercaderes y artesanos negociando los mejores precios.  El estado de conservación es espectacular y solo esto, ya es suficiente motivo como para viajar.

La vida en Bruselas es muy tranquila, quizá por ello, sus máximos exponentes son también sencillos, pero esto no les resta nada de atractivo.   Sin duda, uno de los mayores reclamos es la comida y la bebida.   Un amante de la cerveza puede disfrutar de una de las mayores ofertas de este licor.  Las hay por centenas y de todos los tipos,  desde las más clásicas, hasta innovadoras con sabor a chocolate, frutas o miel.  Te recomendamos que pruebes algunas como Delirium Tremens,  Kriek o La Corne.  Además fijate, a diferencia de lo que ocurre en España,  en las terrazas de las cervecerías bruselenses la gente se sienta mirando a la calle y no a su acompañante.

Degustación de Cerveza en Bruselas
La oferta gastronómica es muy amplia, mucho más de lo que cabría esperar. Además sus precios son muy razonables, en comparación con las grandes capitales Europeas.   Más allá de los platos estrella de los restaurantes, como los mejillones (Moules Frites) , las mariscadas o el steak tartar, Bruselas tiene como bandera la comida callejera, con el chocolate, las patatas fritas y los gofres como bandera.  Si a estos les sumamos la cerveza ¿Qué más se puede pedir para morir tranquilo?

Lugares como las Galerías Reales de Saint Hubert ( Las primeras galerías comerciales Europa), están absolutamente repletas de tiendas de chocolate.  Este es sin duda el producto más caro, pero cualquier parecido con los dulces que habitualmente tomamos, es pura coincidencia.    En la esquina contraria en cuanto a precio, están las patatas fritas, las llamadas Frites.  Se venden en cualquier rincón de Bruselas y su característica fundamental, es que se fríen dos veces y te la sirven con una de sus decenas de salsas.  Dicen los belgas, que  las patatas fritas son un invento suyo, al que todo el mundo llama french fries (Algo así como patatas a la francesa).

Y por último los gofres.  Para muchos es una empalagosa masa frita,  para el resto un auténtico pecado,  que suele ir acompañado de fruta,  nata o por supuesto, chocolate.   A ver, muy sano no es, pero todos estos productos son lo suficientemente tentadores, para que los puestos estén abarrotados día y noche.

Ya puedes ir planificando volver al gimnasio. Esta foto engorda.

Pero si esto no te parece suficiente, tienes que saber que Bruselas es la ciudad del comic.   Aquí han nacido grandes e ilustres personajes como Tintín y los Pitufos.    En cualquier edificio de Bruselas, podrás encontrar dibujos de sus artistas.   Existen además dos museos de este arte, pero hay que hacer unas apreciaciones.  Por un lado tenemos el Centre de la Bande Desinée, que aparece en todas las guías como el museo de referencia.  Sin embargo, los visitantes suelen quedar sumamente decepcionados, no solo por el coste de su entrada, si no del contenido.    Es un lugar antiguo y poco cuidado, que poco tiene que ver con el concepto del comic.   Hay muchos documentos, pero definitivamente no es el lugar de magia y risas que uno espera encontrar. 


Para encontrar algo así, deberás dirigirte a las Galerías Horta y visitar el Moof.   Está escondido, pero la búsqueda merece la pena, para descubrir la magia de personajes como Asterix, Spirou, Lucky Luke o los Pitufos.  Allí descubrirás desde su increíble colección de miniaturas, a comics e incluso una zona de videojuegos gratuita.


La noche en Bruselas es perfecta si huyes de los tumultos urbanitas.   Es una ciudad muy segura, con mucho ambiente cuando cae el sol y además, repleta de terrazas preparadas para todos los climas.  Un buen ejemplo es la Rue des Bouchers, estrecha y animada, con muchas ofertas de cenas.  Es una aventura pasar por allí y evitar a todos los relaciones públicas que tratarán de convencerte para que tomes asiento.  

Braserie típica de Bruselas

En cuanto al idioma, no te preocupes por nada.  En Bruselas hablan francés principalmente y flamenco (Que suena bastante raro), pero es una ciudad tan preparada para acoger turistas, que encontrarás personas que hablen español en la mayoría de restaurantes o tiendas.

Y esto es solo un adelanto, seguiremos hablando de Bélgica más adelante.

No es que nos hayamos olvidado de Londres, pero hay muchos lugares que descubrir.  Este solo es uno de ellos.

1 comentario:

  1. bien,yo vi una fotografia de um edificio, que me llamó la atención,pues el mismo,parece bordado amano,se que es en una pllaza,pero más nada.quedé encantado.P A C O.

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