martes, 16 de diciembre de 2014

Paseando por Londres: Notting Hill

Muchas personas viajan a Londres después de haber visto alguna película que tenga sus calles como escenario.  Muchos filmes, como Harry Potter o Love Actually han convertido rincones de la ciudad en verdaderos emblemas, únicamente por haber aparecido en ellos.   Muchos viajan expresamente a  la estación de King Cross para ver el andén del joven mago o pasean por Myfair sintiéndose como Audrey Hepburn.  Pero sin duda alguna,  en los años noventa una película se llevó la palma en cuanto a sentir londinense se refiere,  Notting Hill.   Su trama, acababa por dejarte un regusto de ese sabor que solo se tiene al terminar un viaje. Hoy nos damos un paseo por sus tranquilas calles, rodeados de casas de colores y buscando la librería de guías de viajes. 



Londres es una de las ciudades más populosas de todo el mundo.  Sus más de doce millones de habitantes, los turistas y la actividad empresarial, llenan sus calles de ruido y tráfico.  Sin embargo, aún hay sitios que sirven de escape ante el fervor urbanita y te devuelven a otras épocas.

Notting Hill, situado en el norte de Kensington and Chelsea es uno de esos lugares.  Como ocurrió en otras áreas de la ciudad, en sus inicios se trataba de una zona rural muy lejana de lo que es hoy en día.  De hecho, no es extraño ver casas de baja altura que por momentos nos recordarán a las de cualquier pueblo de Gran Bretaña y además, no solo por eso, también por la paz que se respira.  Saliéndonos de las arterias principales, encontramos vías semi desiertas exentas de sonidos, que invitan a pasear y perderse a través de ellas.

Lo que te llamará la atención al llegar, será el colorido de sus edificios.  Si Camden Town es el lado oscuro y underground de Londres,  Notting Hill es el bohemio, con fachadas pintadas en tonos pasteles, camufladas entre negocios con mampostería de madera.

Cartel de la Portobello Road en Notting Hill

Para llegar hasta aquí, sólo tienes una alternativa en metro, la estación de Notting Hill Gate, que se conecta con las líneas Central, District y Circle.  Una parada muy pequeñita y que al igual que ya te hemos recomendado en otras ocasiones, será mejor que evites en las horas puntas del día y al caer la tarde (Cuando los londinenses dejan de trabajar).  Otra opción es ir caminando, si es que tu alojamiento está cerca de las inmediaciones de Hyde Park o High Street Kensington. 

Evidentemente, la atracción mundialmente conocida de este pequeño rincón es la  larguísima Portobello Road (3 kilometros aproximadamente) y su mercadillo de antigüedades.   Para llegar al comienzo del mismo, no te compliques, sigue a la multitud.  Las corrientes de turistas suelen ser muy útiles para este tipo de situaciones, pues todas las hileras de visitantes se dirigirán con toda seguridad a nuestro destino. 

No nos engañemos, el mercadillo de Portobello no es el de Camden ni el de Bricklane, aquí hay productos verdaderamente exclusivos, aunque también es cierto que se pueden encontrar mercancías más asequibles.   La zona se divide en dos partes bien diferenciadas, una primera donde encontramos antigüedades y una segunda, donde se comercian alimentos y flores.  

Vista típica del inicio de Portobello Road.

Podrás encontrar los más variopintos objetos, desde lámparas de Aladino a faldas escocesas, pasando por joyas o vajillas.  Por lo general todo es muy caro, pero como buen mercadillo siempre se puede negociar, pero no pidas milagros.  Hay espacio para los chollos y baratijas, pero la mayoría de lo que en Portobello podrás encontrar, son productos mucho más caros que en cualquier otro mercado de la ciudad.

Si no te gustan los tumultos, evita este lugar en fines de semana.  Hay tanta gente que viene y va en ambas direcciones por aquella calle (Que no es especialmente ancha), que puedes tener verdadera sensación de agobio.  Si eso te pasa, tan solo tienes que refugiarte en cualquier vía transversal, que estarán totalmente desiertas.

Para comer, tendrás que esperar a los últimos metros de la enorme calle.  Allí donde la pendiente se recupera, se posicionan multitud de puestos de alimentación.   Te volvemos a repetir, esto no es Camden Town y aunque encontrarás alguno donde puedas llevarte algo que echar a la boca, la mayoría venden producto fresco para ser cocinado.   Abundan los puestos de fruta, verdura y pescado, lo cual no deja de ser una oportunidad para que puedas comprobar el lujo que supone para un inglés tomar fruta fresca.


En resumen, no es quizá uno de los lugares imprescindibles de la ciudad, pese al nombre que tiene y las veces que aparece en las guías de viaje.   ¿Puedes pasar un buen rato allí? Por supuesto que sí, pero si tu viaje es corto, hay otros lugares que seguro te impactarán más.  Nuestra puntuación es un:

6,5/10

lunes, 27 de octubre de 2014

El mal uso del progreso

Hace unos años, en la universidad, tuve la suerte de poder asistir a una charla sobre robótica.  El ponente, nos relataba las ventajas y maravillas de una ciencia en auge.  Explicaba con entusiasmo que en pocas décadas, los robots podrán sustituir a las personas en la mayoría de los puestos de trabajo y poco a poco, iríamos viendo los avances.  
Y en efecto, cada vez más la tecnología está limando obstáculos, dejándonos un panorama más global y accesible para cualquier tipo de perfil. Sin embargo hemos de preguntarnos ¿Es tan positivo como parece esta tendencia del avance incontrolado?  Personalmente tengo mis dudas.

Hasta hace poco tiempo, cuando una persona tenía, por ejemplo, que ir a comprar cualquier cosa, tenía que hacerlo a través de los comercios de su ciudad o de las poblaciones colindantes.   Esto, no hacía si no potenciar la industria local y avivar la posibilidad del negocio de supervivencia.   Con el auge de Internet, las alarmas han saltado en este sector,  que se ve sometido por las innumerables ventajas que tiene el comprador al utilizar los servicios vía online.

Es evidente que hoy, comprar a través de portales como Amazon o Ebay, se ha convertido en una práctica mundialmente extendida y raro es encontrar a una persona que no lo haya hecho nunca. Obviamente las ventajas son innumerables, ya que hoy en día, cualquier persona puede adquirir un producto de Singapur, sin levantarse del asiento, pero detrás de todo, encontramos el proyecto de autodestrucción de muchos puestos de trabajo.

Hemos generado un sistema, en el cual como digo, cualquier individuo puede comprar el producto que desee y además, tener más información de la que el más formado tendero pueda ofrecernos al instante.   Es perfecto, podemos acceder a todos los productos del mundo, sea cual sea su procedencia, saber que tal les ha ido a otros usuarios, ver sus medidas exactas e incluso comprobar en que fecha exacta nos llegará a casa.  Y no solo eso, también ofrecen unos precios que por volumen, un pequeño comercio jamás logrará ofrecer.  Se pierde cercanía y se gana en frialdad, efectivamente, pero salta a la vista que al comprador esto poco o nada le importa.

Tan solo la desconfianza de las transacciones a través del ordenador, son la única barrera que evita que generaciones pre-internet, se lancen en masa a utilizar estos servicios.  Pero es cuestión de tiempo que el uso del comercio electrónico sea prácticamente exclusivo.

Sin embargo, este avance ha dilapidado el futuro de muchos pequeños empresarios, que un buen día se lanzaron a la aventura de emprender.  Negocios que después de décadas de esfuerzo y muchos con la jubilación aún lejana, tiemblan al ver como el agua va subiendo y la salida se complica.  Sencillamente no tienen defensa ¿Qué puede ofrecer que no tengamos en la red?  

Pero este tema, va más allá del puro aspecto comercial.  Las tendencias del desarrollo, van encaminadas a inutilizar al ser humano, a que piense poco y pueda hacer cualquier tarea, sin tener desarrolladas sus capacidades.    

Nobleza obliga y he de llevar el asunto a mi profesión, la informática. Es muy triste, que cualquier hijo de vecino, pueda tener herramientas para poder hacer un programa o una página web, sin tener la más remota idea de programación ¡Y lo que es peor! Puede también comerciar con ello, decirse informático y poner en duda la labor de los que realmente lo somos. Pero no nos engañemos, en nuestro propio gremio nos hemos empeñado tanto en dar al usuario facilidades, que hemos provocado nuestra muerte.

Vamos hacia un camino, en el que dentro de un tiempo no será necesario conducir, nos llevará el coche solo, no será necesario leer, los libros serán solo en audio y la comida se hará sola ¿Qué quedará entonces para la inteligencia humana?

Equivocado o no, al final uno piensa que nos están tratando de anestesiar el pensamiento. Lo globalizamos todo, eliminamos el desarrollo personal y lo cambiamos por un camino universal.  Y esto es un bucle que un día se romperá, porque con personas acostumbradas a lo sencillo, llegará un momento en el que el esfuerzo y las inquietudes desaparezcan ¿Es eso lo que quieren? 

Yo estoy totalmente de acuerdo con el progreso, no nos equivoquemos.  Pero el significado de progresar, es avanzar y con este rumbo, mucha gente se va a quedar por el camino. Y si avanzar es dejar a mucha gente detrás,  no podemos clarificarlo ni mucho menos como éxito.


viernes, 26 de septiembre de 2014

Piratería y otros tabues

En los albores del nuevo siglo,  el mundo digital fue invadido por una oscura sombra.  Decían que era tan densa y ladina, que en las cotas más altas del mundo de la  informática,  música y literatura, sus más fuertes representantes, se tiraban desde los rascacielos en busca de una muerte segura.  ¡Tan alto era su sufrimiento!

Desde entonces, se ha levantado una guerra sin cuartel, con el objetivo de eliminar este “problema”.  Sin embargo, podemos calificar esta batalla de ficticia.   Un verdadero engaño, para justificar un marketing políticamente incorrecto.

¿Realmente nos quieren hacer creer, que detrás de cada disco, juego o libro que se lanza al mercado pirata, hay una mano negra detrás?  Cuesta imaginar que en cualquier discográfica, editorial o empresa programadora, haya un representante del mundo “ilegal”, para sacar a la luz sus productos.  No hay que olvidar, que muchos de ellos,  se puede obtener incluso antes de salir a la venta.

El famoso Top Manta
Pero supongamos que esta teoría es errónea y que son los propios usuarios, los que alimentan la red.  ¿Saben ustedes cómo se comparte un programa de ordenador en internet? No, no es tan fácil como subir archivos a un servidor.  Es necesario prepararlos y tener al menos, unos conocimientos mínimos de hacking, para que puedan estar operativos  ¿Es realista pensar, que hay personas que destinan su tiempo a obtener copias ilegales de grupos de música de cuarta fila o software sin apenas usuarios? ¿Qué beneficio obtiene de eso un tercero? 

La respuesta en mi opinión es obvia: La publicidad que hoy en día otorgan las descargas ilegales, es uno de los métodos de marketing más agresivos y efectivos que existen.  No hay videoconsola, película, libro o disco musical, que no se pueda piratear.

No seamos cínicos, métodos tecnológicos para evitar este “problema”, existen y no son nuevos.  El sistema que utilizaban las videoconsolas en los años 90, el de cartuchos, era totalmente invulnerable y marcas como Nintendo, los han seguido usando hasta la última generación.   

Pero si nos vamos a las cifras, vemos que este es un negocio redondo, ya que las demandas de hardware se disparan año tras año.  Sin ir más lejos las ventas de  Play Station 4 en España, en la semana del 23 al 29 de Diciembre de 2013, ascendieron a 150.000.

Lo que se saca en conclusión, es que el usuario medio no es un ladrón y cuando tiene que pagar lo hace, pero tampoco es tonto y no quiere soltar 90 € por decreto real, cada vez que quiera probar  por ejemplo, un videojuego, que no sabe si es bueno o es malo. ¿Se imaginan que esto sucediera en cualquier otro mercado? ¿Que un Fiat costara lo mismo que un Volvo, por el mero hecho de ser un coche o que diera igual comprar solomillo que pechugas de pollo?

Piratería ¿Un problema generado? . Foto: Flickr

Los últimos datos, apuntan a un auge tremendo de la venta en streaming  (Compra y uso de contenido alojado en internet), que entre música, cine y videojuegos, han aumentado sus ventas en 2013 a 10.4 millones de euros solo en España.   A través de este sistema, se puede ahorrar hasta un 70% del coste en formato físico, obteniendo las mismas prestaciones y servicios.   Del mismo modo, empresas como la española FX, ofrecen sus juegos por descarga legal, con tasas que rondan los 5 € y cuyo éxito, podemos clasificarlo de rotundo.  Obviamente, el usuario medio prefiere adquirir el producto de forma legal, con todas las ventajas que esto supone y sin duda, este tipo de políticas favorecen este hecho mucho más que las sanciones administrativas.

¿Los principales damnificados?  Los distribuidores y fabricantes de estos productos, que han abusado en muchos casos, del trabajo del creador y del vendedor.   De un álbum musical, para que nos entendamos, el autor apenas se lleva un 20% del coste del disco físico.  Quizá una solución que rebajaría estos costes "extras", sería que las discográficas o editoriales actuaran directamente sobre el cliente o el vendedor, ahorrando un paso que tanto encarece el producto final. 

Haciendo un pequeño sondeo entre personas del mundo cultural y además, aportando mi opinión como novelista,  la mayoría coincidimos.  Si nos dijeran, que por lanzar nuestra obra al mercado libre, tendríamos el doble de personas interesadas en ella,  lo haríamos sin dudarlo.  Por tanto, personalmente no comparto las políticas a cerca de que la piratería es el mayor problema de las industrias creativas ni mucho menos.  Como en todo problema, antes de echar la culpa al entorno,  se deben buscar soluciones en el propio sector, empezando por los precios  y siguiendo por los apoyos que tienen algunos artistas en favor de otros, pese a que su nivel sea inferior. 

 Porque al final, el artista lo que quiere es que se le conozca y se le valore, porque lo demás, vendrá seguido.

El DVD, uno de los dispositivos más fáciles de duplicar . Foto: Flickr

¿Cómo se explica si no, que Juego de Tronos es a la vez, la serie más pirateada e igualmente la más vendida y rentable?   En teoría, con más espectadores “libres”, debería de haber menos compradores.  Pero el efecto es el contrario, se vende mucho más y no solo la serie en sí,  también millones de productos de merchandising en todo el mundo.

Pero entre tanto, las exigencias del mercado están sepultando a nuevos artistas.  Las personas que se intentan abrir paso desde abajo, cada vez lo tienen más difícil.  Si el usuario, tiene un presupuesto limitado, como norma general suele apostar por productos consolidados y que sabe que le van a gustar, antes que arriesgar por uno desconocido, por muchas referencias que tenga de él.


Un control realista de las ventas y un sistema ajustado de precios,  reduciría a la nada la piratería, en lugar de tanto cierre de webs y multas a los usuarios.  

Pero la pregunta es, ¿Les interesa a las grandes empresas que esto ocurra? 

miércoles, 10 de septiembre de 2014

El poco rentable horario de trabajo en España

Parece evidente que el engranaje del sistema empresarial español, dista mucho de las ventajas de los más prolíficos (Ya realizamos la comparativa con el inglés en esta entrada).   Sin embargo, el menor rendimiento de nuestros trabajadores es también un agujero negro, tan normalizado,  que pasa desapercibido a la hora de poner soluciones a la problemática actual.

Partamos de la base de algo tan conocido como el número de horas trabajadas.  Hablamos de que los empleados de nuestro país, están en el grupo de los que más tiempo pasan en sus puestos a lo largo del año, si lo comparamos con sus homólogos europeos.  Tenemos la dudosa suerte, de acompañar a otros como Grecia, Italia o Portugal en la cabeza de esta clasificación a nivel europeo ¿Les suenan de algo a ustedes esta ristra de naciones?  Efectivamente, todas coinciden con ser las más afectadas por la famosa crisis.

Que los países con mayores problemas en la actualidad, sean además los que trabajen más horas al año, parece que está lejos de ser una mera casualidad.  La relación entre la duración de la jornada laboral y el rendimiento por empleado, es un tema que en España por lo general, se pasa por alto.  No hablamos exactamente de las ocho horas de la jornada completa, si no de su ubicación en el día.



Muchos directivos, gerentes o propietarios de nuestras empresas tienen, en mi opinión, el equivocado criterio de extender el mayor tiempo posible la presencia del trabajador en su centro, creyendo que tal decisión, generará más ingresos.  

Pero esto crea una consecuencia totalmente opuesta a la esperada y acabamos provocando lo que he definido como "esclavos de la rutina".  La vida de una persona desde que se despierta a que se acuesta, son aproximadamente 16 horas y aparentemente las 8 de trabajo, deberían dejar el suficiente tiempo como para poder dedicarse a asuntos propios y no inducir al estrés.   Sin embargo, la realidad nos indica precisamente lo contrario.  Las maratonianas jornadas partidas se traducen en una extensión de la sensación "in-office".   Por mucho que haya pausas para comer o descansar, el trabajador va a estar  fuera de su ambiente de esparcimiento, más de tres cuartos del día activo y eso desemboca en un desgaste constante.  Concluimos por tanto, que el día a día del trabajador medio, se desarrolla fundamentalmente en su lugar de empleo y no en su hogar.

Esta rutina, hace que el empleado viva en una cárcel continua, donde su rendimiento irá perdiendo fuelle a medida que avance el día y el año.  Eliminamos el concepto de  trabajo vocacional, convirtiéndolo en  subsistencia pura, donde realmente se lucha por llegar al viernes y cobrar a fin de mes.   De este modo, además del citado rendimiento, perdemos creatividad, implicación y  transformamos en muchos casos al jefe o responsable, en el enemigo directo del empleado, en lugar de su aliado.

Mientras tanto, en los países más boyantes, el concepto de trabajo es bien distinto.  La jornada empieza mucho antes que en España, aprovechando de este modo la luz solar incluso en climas más fríos que el nuestro.  Esto puede ser algo de perogrullo, pero según las estadísticas, una persona rinde más por la mañana (Descansado) que por la tarde (Con todo lo recogido en el día) y obviamente el trabajo continuo, enfoca unos mayores niveles de concentración, que el que está lleno de pausas.  Esto se plantea, principalmente para generar un ritmo activo y huir precisamente de los acomodos que implica el "vivir en el trabajo".

Un perfil que tenga claramente diferenciada su vida privada, de la profesional, obviamente tendrá un plus de motivación a la hora de enfocar sus proyectos, respecto de aquel, que vea la totalidad de su día a día sometido al horario de trabajo.

Le mejor prueba de que esto es así, es la aplicación de dicha política en las grandes empresas de nuestro país.  Y no solo en el horario, también en incentivos, ventajas corporativas, promoción e incluso más días de vacaciones, todo para que el trabajador esté realmente a gusto. Y esto no es un planteamiento baladí, ya que el buen desarrollo de una empresa, tiene como condición ineludible el disponer de un equipo motivado, cohesionado y con ganas de aportar ideas.



Lamentablemente, el grueso de las compañías españolas no actúan así y cuanto más bajo es su calado, menos aún.  El empresario no puede mirar a su empleado como si le esté haciendo un favor por tenerle en su empresa (incluso en momentos de crisis), del mismo modo que el empleado no puede tomar su paso por su oficina, únicamente como el medio para ganar dinero.  Pero lo que es evidente, es que si el trabajador se convierte en ese "esclavo de la rutina", que empeña su vida en la misma silla, con las mismas tareas y sin tiempo para si mismo, es complicado que vea a la empresa que le paga de otra manera.

Después de todo lo dicho, podemos sacar muchas conclusiones. Pero lo cierto es, que si somos de los países que más trabajan, menos cobran y menos días de vacaciones tiene, pero sin embargo, tenemos una productividad  muy por debajo de lo esperado ¿No estaremos haciendo las cosas un poco mal?

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lunes, 8 de septiembre de 2014

Paseando por Europa: Bruselas

Pintada de gris por la política europeísta, la ciudad de Bruselas esconde tras de sí, una de las poblaciones con más historias del continente.  A medio camino entre Francia y los Países Bajos, este lugar es sinónimo de chocolate, gofres, el Manneken Pis y una de las más variadas cartas de cerveza del mundo.   Por un momento dejamos las islas y nos damos una vuelta por la acogedora capital belga ¡Acompáñanos!

Cuando uno repasa los principales destinos turísticos del mundo, rara vez centra sus miras en el pequeño país centroeuropeo.  Sin embargo,  Bélgica es uno de los mayores tesoros del viejo continente,  que a pesar de su pequeña extensión, cuenta con lugares donde uno se puede perder realmente.  Gante, Malinas, Amberes, Brujas, Ostende… y así una larga lista de rincones,  que bien merecen una visita.

Pero hoy comenzaremos nuestro particular viaje por la capital.  Bruselas, por lo general suele ser catalogada de urbe gris,  con la política como bandera principal y dominada por esos asuntos burocráticos que copan diariamente los telediarios.    Pero cuando uno viaja a la región de Flandes,  descubre cuan distintas son las cosas.

Vista de la Grand Place con la Flower Carpet en Agosto

Hablamos de una de las ciudades más apacibles para pasar unas buenas vacaciones.   Guarda en su corazón un rico casco histórico, con edificios de la época gremial,  sin comparación en todo el mundo.   Simplemente pasear por los rincones de su plaza mayor (la Grand Place o Grote Markt), sirve para descubrir lo que alberga el modo de vida belga.  Alejado del mundanal ruido de ciudades como Madrid, Londres o París,  Bruselas nos ofrece animadas calles,  pero cargadas a la vez de la paz y sentido bucólico de la vieja Europa.
Precisamente esta Grand Place, es el epicentro de la mayoría de rutas por la ciudad no-política.  

Su arquitectura es realmente sobrecogedora y   en ella se encuentra tanto el Ayuntamiento,  como la Casa del Rey. Además, como hemos señalado, aún se conservan las casas gremiales que desde la edad media, velaban por los derechos de los artesanos. El comercio siempre fue importante en el país, no hay que olvidar que las primeras Bolsas de Valores del mundo,  nacieron en Bélgica. Cuando uno pasea por aquí, se imagina a los mercaderes y artesanos negociando los mejores precios.  El estado de conservación es espectacular y solo esto, ya es suficiente motivo como para viajar.

La vida en Bruselas es muy tranquila, quizá por ello, sus máximos exponentes son también sencillos, pero esto no les resta nada de atractivo.   Sin duda, uno de los mayores reclamos es la comida y la bebida.   Un amante de la cerveza puede disfrutar de una de las mayores ofertas de este licor.  Las hay por centenas y de todos los tipos,  desde las más clásicas, hasta innovadoras con sabor a chocolate, frutas o miel.  Te recomendamos que pruebes algunas como Delirium Tremens,  Kriek o La Corne.  Además fijate, a diferencia de lo que ocurre en España,  en las terrazas de las cervecerías bruselenses la gente se sienta mirando a la calle y no a su acompañante.

Degustación de Cerveza en Bruselas
La oferta gastronómica es muy amplia, mucho más de lo que cabría esperar. Además sus precios son muy razonables, en comparación con las grandes capitales Europeas.   Más allá de los platos estrella de los restaurantes, como los mejillones (Moules Frites) , las mariscadas o el steak tartar, Bruselas tiene como bandera la comida callejera, con el chocolate, las patatas fritas y los gofres como bandera.  Si a estos les sumamos la cerveza ¿Qué más se puede pedir para morir tranquilo?

Lugares como las Galerías Reales de Saint Hubert ( Las primeras galerías comerciales Europa), están absolutamente repletas de tiendas de chocolate.  Este es sin duda el producto más caro, pero cualquier parecido con los dulces que habitualmente tomamos, es pura coincidencia.    En la esquina contraria en cuanto a precio, están las patatas fritas, las llamadas Frites.  Se venden en cualquier rincón de Bruselas y su característica fundamental, es que se fríen dos veces y te la sirven con una de sus decenas de salsas.  Dicen los belgas, que  las patatas fritas son un invento suyo, al que todo el mundo llama french fries (Algo así como patatas a la francesa).

Y por último los gofres.  Para muchos es una empalagosa masa frita,  para el resto un auténtico pecado,  que suele ir acompañado de fruta,  nata o por supuesto, chocolate.   A ver, muy sano no es, pero todos estos productos son lo suficientemente tentadores, para que los puestos estén abarrotados día y noche.

Ya puedes ir planificando volver al gimnasio. Esta foto engorda.

Pero si esto no te parece suficiente, tienes que saber que Bruselas es la ciudad del comic.   Aquí han nacido grandes e ilustres personajes como Tintín y los Pitufos.    En cualquier edificio de Bruselas, podrás encontrar dibujos de sus artistas.   Existen además dos museos de este arte, pero hay que hacer unas apreciaciones.  Por un lado tenemos el Centre de la Bande Desinée, que aparece en todas las guías como el museo de referencia.  Sin embargo, los visitantes suelen quedar sumamente decepcionados, no solo por el coste de su entrada, si no del contenido.    Es un lugar antiguo y poco cuidado, que poco tiene que ver con el concepto del comic.   Hay muchos documentos, pero definitivamente no es el lugar de magia y risas que uno espera encontrar. 


Para encontrar algo así, deberás dirigirte a las Galerías Horta y visitar el Moof.   Está escondido, pero la búsqueda merece la pena, para descubrir la magia de personajes como Asterix, Spirou, Lucky Luke o los Pitufos.  Allí descubrirás desde su increíble colección de miniaturas, a comics e incluso una zona de videojuegos gratuita.


La noche en Bruselas es perfecta si huyes de los tumultos urbanitas.   Es una ciudad muy segura, con mucho ambiente cuando cae el sol y además, repleta de terrazas preparadas para todos los climas.  Un buen ejemplo es la Rue des Bouchers, estrecha y animada, con muchas ofertas de cenas.  Es una aventura pasar por allí y evitar a todos los relaciones públicas que tratarán de convencerte para que tomes asiento.  

Braserie típica de Bruselas

En cuanto al idioma, no te preocupes por nada.  En Bruselas hablan francés principalmente y flamenco (Que suena bastante raro), pero es una ciudad tan preparada para acoger turistas, que encontrarás personas que hablen español en la mayoría de restaurantes o tiendas.

Y esto es solo un adelanto, seguiremos hablando de Bélgica más adelante.

No es que nos hayamos olvidado de Londres, pero hay muchos lugares que descubrir.  Este solo es uno de ellos.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Los Parlamentarios no saben inglés

Hace unas semanas,  volví a dejarme caer por  Bruselas.  Uno de mis objetivos, no era otro que el de conocer a fondo, cómo funcionan los entresijos de la UE y me dediqué a visitar todas las estructuras, que permiten el acceso de los visitantes.

Me llamaron la atención muchas cosas, pero la mayor sorpresa la encontré dentro del parlamento.   En palabras de la persona que  nos mostraba las instalaciones, nos señalaba que uno de los grandes problemas contra los que luchan, es el idioma.    Al parecer, más del 80% de los parlamentarios no saben hablar inglés o francés de manera fluida y por tanto,  se ha invertido bastante dinero en ponerle solución.

Llama la atención que cualquier hijo de vecino que se lance a trabajar en una gran empresa dentro de España o a mayores, al mercado internacional, esté obligado a dominar AL MENOS un segundo idioma y estos señores no.

Vista del Parlamento en Bruselas con las cabinas de traducción, Fuente: Wikipedia
Será complicado encontrar a un político que confirme esto, por la cuenta que les trae.   Pero parece evidente que el problema del lenguaje es común en todos nuestros representantes, ya que el actual parlamento cuenta en los anillos superiores con dos filas repletas de cabinas preparadas para la traducción.    Si a todos los miembros se les exigiera, como en tantas empresas españolas y europeas, hablar alguno de los idiomas oficiales de manera fluida, evitaríamos este gran problema.

Efectivamente, se puede justificar la presencia de un equipo de traductores e intérpretes, porque en la cámara europea se trabajan sobre muchos documentos específicos, que tienen que ser estudiados a conciencia.   Lo que no es lógico, es que se tengan que doblar las sesiones, a los cerca de 24 idiomas diferentes que existen en los países miembros.

Estamos hablando, de más de quinientas combinaciones posibles y que muchas veces, hacen que pase mucho tiempo hasta que lo dicho, llegue a todos los oyentes ¿No sería mucho más fácil que existiera un lenguaje conductor común?

Pues no, por lo visto no y para ello, han creado un complejo engranaje, en el que por cada idioma, existen tres intérpretes que dominan ese lenguaje y otro.  Ejemplo:

En la cabina del español, una persona puede traducir al suomi, otra al alemán y una tercera al croata.  Mientras, en la del neerlandés, lo traducen al francés, al portugués y al croata.  Pongamos que interviene un representante de Holanda, pues bien, para que se traduzca al español, primero tiene que pasarse al croata y del croata al español.   Se entiende, que las combinaciones pueden ser rocambolescas.

No soy de las personas que creen que los parlamentarios (O políticos en general) tienen un sueldo desproporcionado. Entiendo que las grandes responsabilidades, requieren grandes recompensas .  Si cualquiera de vosotros ejerciera de cirujano,en similares circunstancias podría decir que tiene justificado su sueldo.  Si bien, se sobreentiende, que un cirujano ha de tener tanto la formación, como la soltura y práctica que se precisan para tal fin.  Por ello se le considera cirujano y cobra como tal.

Lo que denuncio, es la falta de profesionalidad y formación, de buena parte de sus miembros.   En las últimas listas a Europa, hemos visto miembros de todos los partidos de España, sin formación universitaria y con un nulo o muy pobre dominio del inglés.

La misma guía, nos confirmaba que en las reuniones de pasillo, buena parte de de los parlamentarios se comunican en eso que llamamos "inglés nivel medio", pero globalmente no existe la seguridad para que las sesiones se realicen únicamente en el idioma de Shakespeare.

Zona Schuman en Bruselas Fuente: Flirck
No podemos extrañarnos entonces, que cualquier proceso europeo, desde formar gobierno a tramitar una ley, lleve habitualmente meses.  La burocracia es complicada, pero el handicap del idioma tiene una importancia capital en estos términos.

Necesitamos líderes que den ejemplo ¿De qué forma si no, pueden exigirnos algo?  ¿Cómo diantre queremos vender la internacionalidad de Madrid, si luego les invitamos a tomar un “relaxing cup”?
Humildemente pienso, que la vida es un continuo aprendizaje.  No por haber llegado lejos, tener tu empresa, ser parlamentario o  haber escrito diez libros, tienes que dejar de aprender.  Es más, pienso que es básico que esto ocurra ¿De qué manera un líder puede guiar a su equipo, si sus conocimientos están anticuados?

Sin embargo, día a día vemos como pasa lo contrario.  Cualquier persona que se asoma a las cotas más altas de su disciplina, ya sea empresario, deportista o político, se considera con licencia imponer su criterio   a los demás esté o no esté dentro de sus conocimientos.    Y no hablo de generar opinión, que de eso tenemos todos empezando por este blog.  Me refiero a la manía que tienen nuestros líderes de no empezar por ellos mismos, cuando a exigencias se refiere.  Austeridad sí, pero yo voy a trabajar como mi BMW;   hay que aprender idiomas  sí, pero yo me conformo con balbucear alguno. 

Tristemente, el pato lo pagan otros.   Jóvenes y no tan jóvenes, con muchos años de estudio a sus espaldas, conocimientos de idiomas, que pasan tiempo y tiempo en centros formativos, pero aún hoy, se tienen que conformar con puestos de trabajo que distan mucho de sus capacidades.  Si miramos en nuestro entorno, nos será muy fácil encontrar a personas que hablen a la perfección inglés u otro idioma, sin ser altos cargos o ejercer puestos de responsabilidad.  No se trata pues de una quimera inalcanzable. 

Soy de una generación que se ha comido la crisis de lleno. Tengo muchos amigos,  harto preparados, que aún hoy no han podido tener una oportunidad en la rama que tantos y tantos años han trabajado.  Tengo familiares que han tenido que marcharse de España, mientras que en mi ciudad, decían que aquí el que no trabajaba es porque no quería hacerlo.

Y yo, desde mi posición, solo veo el doble rasero de los que deciden.  

A nosotros,  solo nos queda aplicarnos aquello de “Sigue nadando, sigue nadando…”

domingo, 31 de agosto de 2014

Ser emprendedor en España VS Inglaterra

Hace unos meses, pude participar en un encuentro de novelistas en Urueña, la Villa Europea del Libro.  Allí, tuve la suerte de conocer François Pérez Ayrault, que además de ser un gran tipo, es el autor de un libro que se titula “Houston tengo un problema…soy emprendedor en España”.

Este divertido texto, narra sus peripecias a la hora de abrir un negocio en Madrid y las conversaciones que tiene con un amigo que hace lo propio en Estados Unidos.  En sus páginas, podemos comprobar, con un histriónico sentido del humor, las hirientes ventajas que tienen los americanos en estas lides.  

Pero más allá del entretenido libro de François, es un tema serio y difícil de digerir.  En España, para una persona que carezca de un buen colchón económico, es ciertamente una misión suicida, el hecho de lanzarse a la aventura empresarial.   La dificultad es mayor, si se carece de conocimientos burocráticos y aumenta todavía más, si el negocio se sale de los estándares habituales.

Partimos de la base, de que en nuestro país,  armar una nueva empresa ya supone pérdidas desde el minuto uno, si todo lo hacemos legal.  Desde el registro, hasta el alta en suministros, las cuotas de autónomos, los impuestos y por supuesto, todo lo relativo a lo específico del negocio, las mercancías, instalaciones etc, supone un gasto económico.   Este sistema, anula por completo a cualquier empresa  que no vaya destinada a generar unos mínimos de facturación, desde las primeras semanas de vida.   Muchos, podrán ver esto lógico, dada las condiciones de nuestro sistema, pero quizá, no sea la mejor opción.

De vez en cuando, suelo darme una vuelta por Londres y más allá de que conducen por la izquierda, hay una cosa que siempre me ha llamado la atención, el número y variedad de negocios que existen allí. 
Para empezar, tengamos en cuenta un dato demoledor.  Según  la web trabajardesdecasasi.com, en España montar  una sociedad, por pequeña que sea, nos cuesta como mínimo 6.000 € y más de un mes de trámites legales.     En Inglaterra, agárrense, la cifra no llega a los 100 € y los pasos a dar, se realizan en apenas una mañana.  Un ciudadano de Manchester, por ejemplo, únicamente con su documento de identidad, ya puede ejercer como empresa.


¿Esto quiere decir que los británicos no pagan impuestos por sus negocios?  No, por supuesto que los pagan, pero lo hacen, cuando sus empresas generan el suficiente dinero como para ser estables  (A partir de una facturación de 70.000 € ).   Efectivamente, no garantiza a las arcas del Estado un dinero inmediato, pero si unos ingresos estables a medio plazo, que permiten no desangrar a los emprendedores.

¿Qué consecuencias tiene esto?  En primer lugar, se genera un descomunal flujo de ideas, dando como resultado un sinfín de negocios de nuevo cuño, mes tras mes.   Cualquier persona que considere tener el nuevo gran pelotazo mundial, lo puede poner en práctica, sin necesidad de generar pérdidas desde el minuto uno.  Si sale mal, podrá seguir con su vida, evitando hipotecar todas sus posesiones.

Pero muchos de ellos acaban cuajando y o bien son absorbidos con empresas mayores, o bien, generan su propio recorrido.  La consecuencia final de todo esto, es la creación de un enorme y variopinto entramado comercial e industrial, que tiene grandes beneficios en todos los campos, empezando por el turístico.

En una situación comparativa,  un negocio que genere unos beneficios de subsistencia para sus promotores, es totalmente viable en el Reino Unido y una quimera en España, porque directamente, se diluirían en deudas.  Y mientras que allí, estas microempresas tienen su oportunidad, en nuestro país se mueven en el lado de la ilegalidad,  sin posibilidad de generar expansión alguna, precisamente por ese punto.  Si no estás dado de alta, mejor que no te vean y si lo estás, no puedes invertir en lo que realmente querrías.

Al final,  en España, salvo algunos valientes,  solo generan empresas solventes agentes con el suficiente capital, que les permita arriesgar. Existen ayudas sí, pero son eso, ayudas y no una normalidad establecida, lo cual hace, que el común de los curritos (formados o no), lo tenga complicado.

Si el tejido comercial e industrial, siempre tiene los mismos protagonistas, las ideas normalmente acaban teniendo un patrón común.   La renovación y el aporte continuo de nuevos proyectos, es clave para que una sociedad evolucione.


miércoles, 2 de julio de 2014

Paseando por Londres: El mercadillo de Camden Town

Quizá leyendo este blog, aún no hayas encontrado ese ambiente que esperabas en Londres y que la convierten en una de las capitales mundiales de lo underground.  Lejos de las casas Victorianas y el glamour de Mayfair o Kensington, se encuentra Camden Town, el epicentro del movimiento alternativo londinense. ¿Buscabas punkis, tribus urbanas, centros de tatuajes, ropa barata, piercings en cualquier parte del cuerpo o zapatos de varios pisos? Este es el lugar,  bienvenidos al norte de la ciudad.

El mercadillo de Camden no suele aparecer en los viajes estándar que organizan las agencias.  Todo el mundo se conforma con ver el Big Ben, el palacio de Buckingham y un par de cosas más.  Pero desde luego, este lugar debería estar subrayado en rojo, en todas las guías de viaje de Londres.  

Para muchas personas, el mercadillo por excelencia de la ciudad es el de Notting Hill. Pero generalmente, la visita acaba en decepción, al encontrarse con un panorama repleto de antigüedades y artículos caros.  Si este ha sido tu caso, deberías poner rumbo al norte.

La única línea de metro que llega al mercadillo de Camden, es la Northern (Color negro) y es altamente recomendable (Esto también subráyalo con rojo), acudir antes del mediodía. Debido al tamaño de la estación, se suelen producir grandes colapsos en los accesos, sobre todo en fines de semana.  No te extrañe si el vagón no se detiene, porque suele ser habitual cuando hay mucha gente esperando para salir a la calle. Cuando esto ocurre, tienes que bajarte en Chalk Farm o en Mornington Crescent, apenas a diez minutos caminando del mercadillo.



Sabrás que has llegado al lugar de manera inmediata.  En este rincón de la ciudad, todo es distinto, desde las personas que pasean por sus aceras, hasta las fachadas de los edificios. Posiblemente, será esto último lo que más te llame la atención en tu recién desembarco. Hay una especie de sana competencia, para determinar quien tiene el edificio más estrambótico.  Y para muestra un botón.


Fachadas en Camden Town
Fachadas en Camden Town

Efectivamente, desde la estación de metro hasta el mercadillo, pasearas entre comercios con  este aspecto. Fíjate bien, encontrarás de todo, desde dragones chinos, a aviones e incluso el mismísimo Cristo del Corcovado. Y no te cortes, te recomendamos de manera insistente, que entres en todos los que te llamen la atención ¡Siempre encontrarás algo que te sorprenda en su interior!  Si eres un/a amante de la moda, descubrirás verdaderas gangas en sus escaparates.

El verdadero centro de Camden Town, es el Camden Lock y los establos, pero hasta que llegues allí, pasarás por otros lugares llenos de puestos, como el Inverness Street Market.  No olvides regatear, porque por muy ingleses que sean, estas tiendas callejeras siempre dan juego a obtener algún descuento. Principalmente, estos puestos venden ropa, en muchos casos vintage, pero también hay lugar para las imitaciones o souvenirs.

Mercadillo de Inverness


Esta zona, tiene un nombre tatuado en su historia: Amy Winehouse.  Todo aquí te recordará a ella y no solo el estilismo de sus habitantes, sino también el ambiente, la música e incluso los pubs que frecuentaba. Uno de los más famosos, es The Hawley Arms Pub,  un buen sitio para hacer una parada en el viaje. Aunque tan solo es una opción, hay muchos más a lo largo de Camden High Street, como The Elephants Head o The World End's.

Casi al final de nuestro recorrido, llegaremos al  Lock, una esclusa sobre el Regent's Canal y alrededor de la cual, se levantó un verdadero bazar policultural, único en el mundo.  Allí la afluencia de público se multiplicará, al igual que la densidad de puestos y variedad de comida.

Entrada al Camden Lock
Entrada al Camden Lock

Y es en ese punto, donde empezarán tus problemas. Hay tantos tipos de comida en el Lock, que te costará mucho decidirte.  Podrás saborear platos de lugares tan desconocidos para los españoles como Australia, Perú, Jamaica, Brasil o el continente africano. En muchos casos, te ofrecerán probar su cocina de manera gratuita y cuidado, porque es posible que no te quede hambre para más, si tomas de todos los puestos.  Hay una auténtica guerra de la comida al la hora de captar clientes y todos tratarán de que te decantes por sus productos.  Ah y también hay españoles.

Pero aprovechando que nuestro horario habitual de comidas, es diferente al inglés, te recomendamos que te esperes a las 15.00 (hora española), ya que los precios bajarán enormemente.  Por supuesto, prefieren vender a bajo coste, antes que tirar la comida.  En Camden puedes gastarte menos de 2 libras en un plato y una bebida, si usas este pequeño consejo.

También es cierto, que las medidas higiénicas, como en todo mercadillo, son las que son.  Reflexiona antes de meterte esos donuts recién hechos para el cuerpo ¡No sabemos como pueden reaccionar tus arterias!

Puestos de Comida en Camden Town
Puestos de Comida en Camden. Muestra de la variedad gastronómica.


Aunque existen áreas habilitadas para comer tranquilamente lo que hayas comprado, normalmente estarán ocupadas.  Siguiendo  en canal fluvial, encontrarás un pequeño remanso de paz, perfecto para sentarte y recuperar fuerzas.  Además, podrás contemplar los barcos-casa, que algunos londinenses utilizan como residencia.  Te parecerá increíble encontrar un lugar tan tranquilo en este lugar.

Aquí también hay puestos, muchos y muy interesantes.  Desde productos manufacturados, a tiendas de dulces de dudosa recomendación.  Esto lo digo, porque es de los pocos lugares en los que está bien visto rebozar un Kit-Kat o una barrita de Snickers.  Pero merece la pena dar una vuelta por allí.

Regent's Canal en Camden
Barco navegando por el Regent's Canal de Camden
Volviendo al Lock y recorriendo sus interminables recovecos, encontrarás la entrada de los Establos, un lugar que fue convertido en el mercado que es hoy y salvado, como muchos otros lugares de Londres, de caer en el ostracismo.  Justo en el espacio que separa las dos áreas, te invitamos a visitar Cyberdog, la tienda más psicodélica y futurista que encontrarás en Londres.  Su interior, con música tecno y colores fosforescentes, no deja indiferente a nadie.

Pero a lo que íbamos.  Los establos son el final del camino, el último punto en nuestra visita a Camden Town.  Dejando detrás una nueva y extensa zona de puestos de comida (Será por puestos), entraremos en lo que antiguamente fueron las "cocheras" de los carros que transportaban mercancía en la ciudad.  En el interior se establecen más de cien tiendas diferentes, muchas centradas en artículos artesanales y antigüedades.  Quizá sea el punto más tradicional de la zona, pero igualmente atractivo.



En definitiva, no te puedes perder Camden. Quizá se nos hayan visto los colores, pero realmente esta zona de Londres gusta a propios y a extraños.  De verdad, si vas por allí no dejes de darte un paseo por el mecadillo.

Nosotros, seguiremos contándote más cosas.

Hablamos pronto.





domingo, 22 de junio de 2014

25 Cosas que hacer en Londres, si has leido La edad de Acuario


1.-Visitar Piccadilly Circus y sentarse en sus escaleras.

2.-Encontrar el 17 de Queens Gate Gardens en el barrio de Kensington.

3.-Tomarte una pinta de cerveza en The Earls Court Tavern, como si formaras parte del Gloucester Post.

4.-Pasear entre el Big Ben y la Abadía de Westminster, para imaginar lo que pasó en el libro.

5.-Descubrir la capilla de St.Margaret.

6.-Visitar el estadio del Chelsea en Fulham Road, eso sí, en un día tranquilo.

7.-Darte una vuelta por Madamme Toussaud, simulando un tiroteo.

6.-Pasear por London Bridge (Ojo, solo pasear, nada de saltar)

7.-Encontrar la tumba de Ana Bolena y no desenterrarla.

8.-Adentrarse en la National Gallery, hasta encontrar la sala de pintura Española, pero sin usar pistolas.

9.-Explorar documentos en la enorme librería del British Museum, sin tener a ningún historiador francés cerca.

10.-Acercarse a la central de Scotland Yard en Westminster, con cara de sospechoso.

11.-Perderse por la parte más oscura del Soho, sin miedo a encontrar asuntos sórdidos.

12.-Contemplar Traitors Gate en la Torre de Londres.

13.-Decidir qué comer en en el mercadillo de Camden.

14.-Colarse en el acuario de Londres, haciéndote pasar por agente de la interpol.

15.-Escuchar “Mind the gap” en el metro.

16.-Opinar sobre la comida inglesa (Llévate sales digestivas).

17.-Contar las tiendas que hay en Oxford Street.

18.-Montar en un taxi, que sea conducido por alguien no británico.

19.-Acercarse a la Drury House en Windsor.

20.-Cenar en Chiquito de Leicester Square y dejar caer tus cubiertos desde el último piso.

21.-Alojarse en el Majestic Hotel de Kensington (En el libro Apricot Hotel)

22.-Ver la aparición de un fantasma en la Torre de Londres.

23.-Alimentar a las pirañas del Sealife.

24.-Tomar una pizza en el restaurante Prima Sapori d’Italia en Covent Garden


25.-Hacer la ruta Gloucester Road – Piccadilly Circus en el metro y aprender de memoria las estaciones.

martes, 17 de junio de 2014

Paseando por Londres: El metro

Para muchos, es una de las rutinas más odiosas que existen, pero en realidad el metro de Londres guarda tras de sí, multitud de detalles, historia y tradición.   Bajo el suelo de la capital británica, se esconde una de sus atracciones  más representativas.  Hoy, con un pase para todo el día, nos subimos a sus vagones para conocerlo un poco mejor.


El metro de Londres, una atracción más de la ciudad


Londres es una ciudad pionera en muchas cosas y también lo es en el ámbito de los transportes.  No en vano, su metro inaugurado hace 150 años, es el más antiguo del mundo.  La primera línea existente, realizaba trayectos entre Paddington y Farringdon Street, cruzando de Oeste a Este el actual distrito del Soho.

Hoy en día, ese pequeño proyecto, se ha convertido en un maremágnum de rutas, que alberga nada más y nada menos que 400 kilómetros de vías, repartidos entre sus cerca de 300 estaciones.

La principal característica del metro de la ciudad, es la forma cilíndrica de sus líneas, lo que le ha valido para ganarse el sobrenombre de “The tube”.  De hecho, hay muchas estaciones que también presentan esa forma y toda la cartelería, bancos y señales, se tienen que adaptar a esta forma tan particular.

Andén del metro de Londres
Andén del metro de Londres


Otro elemento que llama la atención, es su logotipo.  Seguramente cualquier persona que esté meridianamente familiarizada con Londres, lo reconocería al instante.  El emblema con un círculo rojo, atravesado por un rectángulo azul, se ha hecho tan popular, que mucho del merchandising de las tiendas de souvenirs, lo utilizan como reclamo.  Sin embargo, este diseño no es actual, de hecho, data del primer cuarto del siglo XX, una muestra más del gran valor que se da a lo tradicional en la cultura británica.

Precisamente en esa línea de la venta de productos, se hace fuerte una frase "Mind the gap", que literalmente significa "Cuidado con el hueco/agujero".  Esta frase, se repite casi compulsivamente, cada vez que las puertas de los vagones se abren, para advertir a los pasajeros de la distancia respecto al andén.  Con el paso de los años, esta expresión se ha convertido en un símbolo de The Tube, ya sea por su repetición incesante o por sus connotaciones sexuales.  Sea como sea,  cualquier visitante se va de Londres con el inconfundible sonido de la megafonía del metro.  El mensaje completo, suele ser algo así:

"This is Green Park, this is a Piccadilly Line Service to Cokfosters. Please mind the gap, between the train and the platform".

Plano de una línea del metro de Londres
Plano de una línea del metro de Londres


Las estaciones, también son elementos en los que detenerse.   A diferencia de otros metros europeos, como el de Madrid, París o Bruselas, no existe una homogeneidad en su diseño.  La disparidad de fechas de construcción y el respeto por las estructuras iniciales, hace que encontremos una gran variedad  en sus construcciones.  Algunas como la de Gloucester Road, presentan una fachada antigua, que se mimetiza a la perfección con su entorno. Por supuesto, hay otras adaptadas a los tiempos actuales, ya sea por su ubicación (Westminster, Tower Hill) o por el tránsito de pasajeros.   

En este aspecto, te sorprenderán los tumultos que se forman en algunas, pero especialmente llamativo es el caso de la estación de Camden Town.   Los fines de semana, cuando su famoso mercadillo está en pleno apogeo,  la entrada se congestiona de tal forma, que en muchos casos se ven obligados a cerrar las puertas, desviando a los viajeros a otras estaciones.

Entrada del metro de Piccadilly Circus
Entrada del metro de Piccadilly Circus

Lo que seguramente te llamará la atención, es el encanto de las paradas en el centro de la ciudad, principalmente por la noche.   La de Piccadilly Circus, siempre está acompañada de música, ya que en estas zonas, hay apartados específicos para que músicos callejeros, interpreten sus temas libremente.  Algo, que en pocos lugares está regulado.

Además, en esta estación, ascenderás sus cinco enormes tramos de escaleras mecánicas, rodead@ de carteles de todos los musicales del Westend.

Principales líneas del metro de Londres


Actualmente, existen 11 líneas que cubren toda la extensión de la capital inglesa.  Analizamos las más importantes:

-Hammersmith and City Line (Color rosa) : Inaugurada en 1864, es la más antigua de la ciudad y como ya he señalado, comenzó recorriendo la distancia comprendida entre Paddington y Farringdon Street.  Actualmente, sigue operativa y a través de su recorrido, podrás descubrir parte del Londres más clásico.   Por ejemplo, si te gusta Sherlock Holmes, podrás visitar su casa en la parada de Baker Street o descubrir el barrio donde actuaba Jack el destripador, bajándote en Whitechappel. El detective, no será el único ilustre personaje que conocerás en la línea de color rosa, ya que si continuas hasta King's Cross, descubrirás la estación de trenes donde Harry Potter inició su aventura. La mayoría de sus tramos, transcurren por la superficie.

-Jubilee Line (Color gris):  Es la la linea más moderna,  fue planificada para el año 1979, con motivo de los 25 años de reinado de Isabel II.  Sin embargo, no fue hasta 1990 cuando comenzó a operar con normalidad.  Su recorrido, traza una diagonal sobre el plano de la ciudad y nos lleva a lugares tan reconocidos como el estadio de Wembley (Wembley park),  el Big Ben (Westminster) o el Estadio Olímpico (Stratford).

Andén 9 y 3/4 de Harry Potter
Andén 9 y 3/4 de la novela Harry Potter

-Piccadilly Line (Azul Oscuro): Junto con Victoria Line, es la línea más popular entre los turistas.  No en vano, recorre las principales atracciones de la ciudad y las zonas más visitadas.  Nace en el aeropuerto de Heathrow, atraviesa el barrio de Kensington, haciendo paradas en Earls Court o Knightsbridge (Donde encontrarás los almacenes Harrods),  Hyde Park , atraviesa el Westend, desde Piccadilly hasta Covent Garden, llega a Russell Square (Museo Británico) y acaba en lugares como King's Cross o el estadio del Arsenal.

En definitiva, como a estas alturas ya habrás podido contemplar, el metro de Londres es una atracción más dentro del engranaje de la ciudad.  Es un elemento que te acompañará en todo momento en tu viaje.  Hay pocas capitales en las que este medio de transporte ejerza tanta influencia sobre sus habitantes.  Por eso, desde el blog te invitamos a descubrir todo lo que guarda, cada detalle y destino.

Nos leemos pronto.






jueves, 29 de mayo de 2014

Paseando por Londres: Earls Court

Londres es una ciudad repleta de barrios, monumentos o tiendas, que son mundialmente conocidos.  Sin embargo, la enormidad de este lugar, ofrece multitud de pequeños tesoros, que normalmente pasan desapercibidos para el visitante.   Uno de ellos, es la pequeña Earls Court Road ¿Te vienes de paseo?


Un paseo por Earls Court, Londres


Ubicada en el oeste del barrio de Kensington and Chelsea, se encuentra Earls Court, una coqueta calle, que bien podría servir como ejemplo, de calle típica londinense.  Para llegar allí, puedes bajarte en la estación de metro que lleva su nombre, a través de las líneas Circle, District y Piccadilly.



He de reconocer, que este lugar fue uno de los primeros lugares que pisé al llegar a Londres.  En general, debo decir que todo Kensington me parece una zona encantadora de la ciudad.   Sin embargo, Earls Court rompe con esa hegemonía de casas blancas y chalets refinados.

La vida cotidiana de Londres


Este lugar está repleto de vida ciudadana y es precisamente eso, lo que te invitamos a observar.  El "día a día" de la cultura londinense, puede convertirse en una atracción más de la city.  Hay muchos negocios y comercios, que son poco comunes en España.  Como por ejemplo, la cadena de tiendas Sainsbury's , un comercio 24 horas, que hemos visto tantas y tantas veces en películas y series, donde puedes comprar desde comida a productos farmacéuticos. Puede resultar curioso, el comprobar el tipo de alimentos que consumen los ingleses (Realmente sorprendentes muchos de ellos).



Sainsbury en Earls Court Road
Sainsbury en la Earls Court Road


 Hay muchos negocios de este tipo, dado el gran abanico de modos de vida que alberga Londres,  muchas personas no tienen tiempo de comprar a "horas normales" e incluso de sentarse a comer.  En Earls Court, por ejemplo, encontrarás Greggs,  otra franquicia, que ofrece provisiones básicas, para un día de prisas: Sopas para llevar, bocadillos, pasta, ensaladas,  dulces... Todo preparado para llegar, coger el producto que nos interese en pocos segundos y poder continuar tu camino, sin esperar colas.

Earls Court, un buen sitio para comer en Londres


El conglomerado de negocios que ofrece Earls Court, es espectacular.  Podemos encontrar desde lavanderías que funcionan con monedas a casas de apuestas, pasando por pubs y hasta llegar a los restaurantes más variopintos.  Es este otro punto interesantísimo del lugar, ya que son muchos lugares que ofrecen comidas de muy diversa índole.

Si buscas disfrutar de algo más inglés y colarte en el pundo de las  Public Houses (Los clásicos Pubs), la calle alberga tres, pero te recomendamos especialmente The Earls Court Tavern, por el ambiente y la calidad de sus productos.  Aunque ya indagaremos en entradas posteriores, uno no se puede ir de Londres, sin haber probado su cerveza y algún plato tradicional.   Te recomendamos probar The cod father,  que es el nombre que recibe  su potente plato de fish and chips, con tostadas, mantequilla, salsa tártara y guisantes.

Fachada de Thea Earls Court Tavern
Fachada de The Earls Court Tavern con decoración navideña
Pero si buscas cocina internacional, encontrarás un buen número de opciones, donde están representadas las principales culturas de Londres. Es cierto que podrás encontrar algunos de estos sitios repartidos por toda la ciudad, pero en Earls Court, los tienes todos juntos:

-Nando's:  Sería un poco difícil de clasificar su origen, pero podríamos referirnos a su cocina como portuguesa-africana.   Es un restaurante muy divertido, donde personalizas tu plato como quieras, eso si, te tiene que gustar el pollo, pues es su producto base.  Eliges tanto el tipo de preparación, como los condimentos, acompañantes y cantidad.   Su plato estrella es el Pollo Peri-Peri, muy recomendable.

-Wagamama :  Si te gusta la comida japonesa, aquí podrás disfrutarla a un precio más que aceptable.   Noddles, teppanyaki, ramen, donburi , platos con curry y mucho más, a unos precios bastante aceptables.  Por descontado, lo más decepcionante (Algo terriblemente decepcionante para un aficionado a esta comida), es la ausencia de sushi en el menú.  No sabemos el motivo, pero el caso es que eso no está entre su oferta, aunque para ser justos, esto no evita que se disfrute de muy buenos platos.

-Masala Zone:  Los restaurantes indios, suelen dar cierto reparo al público español, principalmente por lo desconocido de este mundo.  Si este es tu caso, te invitamos a sentarte en Masala Zone, una cadena de comida india,  muy fácil para paladares poco acostumbrados.  Podrás paladear diferentes tipos de curry, con niveles de picante a gusto del consumidor.  Si quieres probar este tipo de comida, empieza por aquí.

Además de estos que te recomendamos,  podrás disfrutar de negocios de comida griega o pakistaní de estilo casero, además de varios restaurantes italianos, kebabs y multitud de puestos de comida para llevar, tipo pizzas, hamburguesas o sándwiches.

Cartel del Metro de Earls Court

¿Qué ver cerca de Earls Court?


A pesar de como digo, no ser uno de los sitios más populares de Londres, Earls Court guarda algunos tesoros.  Por ejemplo, si eres fan del grupo musical Queen, has de saber que su líder,  Freddie Mercury, vivió a dos pasos de esta calle, concrétamente en Logan Place. Son muchas las personas que depositan flores junto a la puerta de su antigua vivienda, pero en realidad, es un lugar muy poco transitado.

Si la música es lo tuyo, a espaldas de la estación de metro encontrarás el Earls Court Exhibition Center, un enorme centro preparado para albergar conciertos, musicales, exposiciones y demás espectáculos.  Nunca está de más pasarse por allí, para ver que están ofreciendo.  Tiene una capacidad de más de 20.000 personas.

Y sobre todo, lo más atractivo de esta zona, es la zona en si.  Aunque ya lo trataremos en entradas posteriores, el barrio de Kensington & Chelsea es espectacular y recorrer sus calles es un auténtico lujo.

Para los turistas , es un lugar tranquilo y seguro donde montar su campamento londinense.  La cantidad de hoteles en esta zona es enorme.

Pero eso será en otra ocasión, de momento te invitamos a explorar más a fondo Earls Court.

Nos leemos pronto.